Para su último monólogo Iñigo Salinero se ha ido a China y ha vuelto más Chinado de lo que estaba.
Un monólogo donde nos dará su visión más ácida y delirante del ser humano.
El drama de ser guapo, la siesta como religión y su extraterrestre sentido de ver la vida. Después de verle solo podrán pasar dos cosas: que le amarás o pedirás que lo encierren... En ambas, la risa va incluida.